viernes, 21 de julio de 2017

LA AYUDA ALIMENTICIA AMERICANA



En 1954, aunque empezaban a quedar atrás los años más duros de la posguerra, el nivel de vida aún distaba mucho de acercarse a los países de nuestro entorno. España quedó totalmente al margen del Plan Marshall con el que  Estados Unidos colaboró en la reconstrucción de una Europa destrozada por la guerra. En 1953 se habían dado los primeros pasos en la apertura de las relaciones exteriores y así poder terminar con el aislamiento al que fue sometido nuestro país. Fruto de ese empeño,  fue el acercamiento a Estados Unidos. Eisenhower y Franco llegaron a un acuerdo de  instalación de bases militares conjuntas en el estado español. Esta circunstancia propició que además de la ayuda militar, llegara también ayuda humanitaria por parte de Estados Unidos, la cual se materializó  en el envío del “complemento alimenticio”  (leche en polvo, mantequilla y queso) que fue repartido  a todos los niños sin excepción en  los “Colegios Nacionales”, desde 1955 a 1968, aproximadamente.




Para la distribución de la “ayuda alimenticia americana”  destinada a los escolares, se creó el Servicio Escolar de Alimentación, el cual dispuso una red de distribución perfectamente organizada. En cada localidad había un centro que distribuía  al resto de colegios. Para servir a tal fin, fue nombrado Delegado Local del S.E.A. en Arcos a don Carlos Burguillos, director de la Escuela Graduada nº1 “El Pósito”. En el recorte adjunto, firmado por el propio don Carlos y dirigido al director de la Escuela Graduada nº2 “Ntra. Sra. de las Nieves” don Luis Guerra Cadilla, se detallan los envases remitidos a dicho centro desde que comenzó el servicio en enero de 1954.



El Servicio Escolar de Alimentación remitió un folleto de 4 paginas  (del cual se conserva  una copia en los archivos del CEIP Nra. Sra. de las Nieves) donde quedaban reflejadas las normas generales de distribución, las pautas sanitarias que había que respetar e instrucciones alusivas al reparto (se indicaban en qué momentos de la jornada escolar se proporcionaría este complemento, cantidad en gramos que había que suministrar a cada alumno de leche, mantequilla y queso, etc).
 
El recuerdo de este complemento alimenticio a buen seguro retrotraerá a los que vivieron aquella época  a su infancia por su fuerte componente anecdótico y simbólico. De hecho, son varias las personas que al visitar el colegio tras décadas sin hacerlo me han señalado “-En ese armario guardaba don Luis Guerra la leche en polvo”, refiriéndose al mueble empotrado que está ubicado en la actualmente denominada Biblioteca Julio Mariscal, el cual todavía conserva sus puertas originales. 



El reparto de la leche en polvo y mantequilla americana en los colegios forma parte de la historia de la escuela española  (aunque tenga poco que ver con la didáctica o el ámbito educativo) y es fiel reflejo de una etapa, afortunadamente, ya superada en nuestro país.

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