El popularmente
conocido como edificio “Las Nieves”, lugar donde se encuentra ubicado
actualmente el Centro de Educación Infantil y Primaria “Nuestra Señora de las
Nieves” ha albergado a diferentes instituciones relacionadas con la educación a
lo largo de su dilatada trayectoria. Se han sucedido largas etapas de esplendor
con otras, generalmente más cortas, de abandono. Abordar el estudio de La
historia de la educación en Arcos sería imposible sin el conocimiento profundo
de cuanto ha tenido lugar en las aulas que rodean al bello patio columnado de
nuestro colegio, el cual ha supuesto un
referente cultural de la localidad imprescindible en las distintas etapas de la
historia.
“Por escritura de 4 de
noviembre de 1653, Doña Ana de Trujillo Coronado y Torres, hija del alcalde
Francisco de Trujillo Sevillano y de Doña Inés Gamaza Coronado y viuda del
Capitán Don Diego Nuñez de Prado y Trujillo, alguacil mayor y alcaide del
castillo de Arcos fundó un colegio de padres de la Compañía de Jesús”(1).
Doña Ana de Trujillo dispuso además, de los medios materiales y económicos
indispensables para el mantenimiento de los doce religiosos que tendrían que asistir
al colegio. Dos de ellos “atenderían a la educación de los niños de
la escuela, enseñándoles doctrina cristiana y a leer, escribir y contar…”(1).
Otros dos religiosos “estarían dedicados a leer y enseñar
Gramática latina en dos cátedras, una de mayores y otra de menores,
desempeñando otro religioso el cargo de perfecto (regente) de estudios,
cuidando de que estas escuelas aumenten y que salgan sujetos bien aprovechados
y doctrinados como lo acostumbran a hacer, para que pasen a estudiar otras
ciencias y facultades y aumentase este colegio con sucesivas donaciones que
hiciesen otros bienhechores”. “Que la
Iglesia del convento que había de fundarse o la de la Santa Misericordia habría
de titularse de Santa Catalina, Vírgen y mártir patrona y titular de las
escuelas”(1).
( 1) Protocolo nº63, notaría 7ª, fº 437.
Emblema Jesuita en el brocal de un pozo que hay en el edificio |
En un principio, la
escuela estuvo ubicada en un edificio adjunto a la Iglesia de la Misericordia, la
cual estaba presidida por la bella talla policromada de Santa Catalina obra de
Alonso Cano.
Unos años más tarde, se
amplió la oferta docente, gracias a la donación de Diego de Virués por
escritura de 5 de noviembre de 1667. Además de la enseñanza primaria que venía
funcionando desde la fundación del colegio, se crearon dos cátedras, una de
filosofía y otra de Artes. El 21 de enero de 1673 en su testamento otorgó una
nueva donación, con la que se reformó el colegio quedando éste con una escuela,
una cátedra de Gramática, otra de Artes, otra de Teología Moral y dos de
Teología Escolástica dotando al establecimiento de quince mil ducados para su
mantenimiento. Fue entonces, en el momento de la ampliación, cuando hubo que
buscar un edificio más acorde con las nuevas necesidades educativas. Se
trasladaron entonces al Convento de Santa Catalina, el mismo que sería denominado
“de Las Nieves” un siglo más tarde.
Espadaña del antiguo convento jesuita. |
A comienzos del siglo
XVII la Compañía de Jesús había adquirido una enorme importancia en el terreno
de la enseñanza secundaria en nuestro
país. En sus centros educativos se estudiaba la lengua latina y el colegio de Arcos no era una excepción. El dominio del
latín era imprescindible para acceder a la universidad, de ahí la importancia
de contar con expertos en la materia. Miguel Mancheño, a finales del siglo XIX, se quejaba
precisamente de que los estudiantes arcenses “no tuvieran donde aprender
latinidad”.
Santa Catalina, talla de Alonso Cano, actualmente en la iglesia de San Pedro. |
En el terreno de la
enseñanza fue destacada la labor de la Compañía de Jesús. El colegio de Santa
Catalina, como así era denominado el centro educativo, instruyó en las primeras
letras a muchas generaciones de arcenses, desde 1653 hasta el momento de la
expulsión de los jesuitas en 1767. Esta
supresión supondría en su momento para la ciudad de Arcos una grave e irreparable pérdida.
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